jueves, 16 de octubre de 2014

La verdad los hará libres


Un tema un poco controversial pero interesante de analizar: “La influencia del hombre en la fe, a lo largo de la historia”. Aguas profundas, pero un tópico rico para comunicadores que desean llevar el ámbito de la religión a un debate de principios más que en ideologías o extremismos.

En primer lugar es importante aclarar que el propósito de este artículo es netamente académico y reflexivo, sin intención de irrespetar las creencias de terceros y utilizando como referencia elementos históricos que ud mismo puede encontrar en los textos.

Me gustaría iniciar lanzando una palabra sencilla como lo es la “fe”, a discusión. Parece mentira pero este monosílabo es la manzana de la discordia entre muchos practicantes religiosos. Es una falacia creer que la evolución del pensamiento ha generado una evolución de los conceptos relacionados a esta palabra. Realmente seguimos pensando igual que en 1500.

La fe es seguridad, confianza en algo. Para los creyentes la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Es tener seguridad de que aún cuando yo en mi humanidad no he visto a ese Dios todopoderoso, creo que Él es grande y es creador de lo que hay a mi alrededor.  Ahora pues, si la fe es un pensamiento internalizado, una idea conceptualizada por cada uno de nosotros, ¿qué necesidad tiene un tercero de controlar mi manera de pensar?

Si nos vamos a la biblia que es Palabra de Dios, y buscamos Hebreos 11:2 encontraremos el siguiente versículo “Dios aprobó a los que vivieron en tiempos pasados por la fe que tenían.”
¿Qué significa esto? Que existía una relación personal entre un ser y su creador que es Dios.

Pero si tomamos como referencia los hechos históricos del Medioevo, encontramos una institución creada por el hombre para intentar hegemonizar esa fe de los creyentes…”La Inquisición”. Tomar este período puede ser motivo de burla, pero lo gracioso es que hoy en día seguimos teniendo pensamientos de esa época.

La Inquisición se conformó como un medio a través del cual la Iglesia como institución, manipulaba a sus fieles infundiéndoles miedo y utilizando la Palabra de Dios como excusa para llevar a cabo sus torturas y su hegemonía. Ahora, mi intención es demostrar que solo la Palabra puede hacerte libre de entrar en un sistema de normas y estructuras que buscan controlar tu manera de pensar.

“Si ustedes siguen obedeciendo mi enseñanza, serán verdaderamente mis seguidores.  Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” Juan 8:31-32

Aquí Jesús da la clave. Él dice que quienes lo sigan a Él conocerán la verdad y serán libres. Fíjate cómo él trata el tema de la adoración a Dios. Jesús no nos llama a seguir leyes, normas o dogmas, Él quiere que seamos libres entendiendo que por medio de Él somos salvos y libres de ataduras.

Durante el Medioevo, los llamados “Autos de fe” eran espectáculos a través de los cuales, la iglesia pretendía exhortar a los fieles a  arrepentirse de sus pecados y adherirse a su dogma, por medio del castigo. Los creyentes debían arrepentirse públicamente y muchas veces eran condenados a muerte.

“La verdad los hará libres”… cuando vamos a la Palabra de Dios encontramos la verdad.
“Si decimos que no pecamos, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros;”  1 Juan 1:8

“pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9

Comencemos por reconocer que sí somos pecadores, pero que si nos arrepentimos y confesamos nuestros pecados al Señor, Él nos perdonará.

“La tristeza que Dios busca es la que produce un cambio de corazón y de vida. Ese cambio lleva a la salvación y por ello no hay que lamentarse. En cambio, la tristeza del mundo lleva a la muerte.” 2 Corintios 7:10

Se trata de querer renovar nuestra manera de pensar, limpiar nuestro corazón y comenzar a conocer a Jesús, a imitarlo en su perfecta manera de actuar.

El problema es que el hombre y la institución nos han cambiado la forma de pensar y estamos tan arraigados a los dogmas, tan acostumbrados a seguir a alguien, que hemos dejado atrás la capacidad de tener esa fe autónoma, de confiar en lo que internamente creemos y preferimos entrar en un carril de normas.

“La verdad los hará libres”… La verdad es Jesús. La iglesia no puede perdonar tus pecados, la confesión debe ser genuina y directamente con Dios. La práctica religiosa no te salvará ni te llevará al cielo. La idolatría a otras imágenes es la mejor manera que tiene la institución de que sus fieles se mantengan en la iglesia, ya que distrae del verdadero compromiso que tenemos con Dios. Es más fácil arrodillarse ante una imagen que asumir el reto de caminar con el Señor.

Por eso el hombre con sus leyes y su institucionalidad ha influenciado en el pensamiento de cada uno de nosotros y ha cambiado el significado de la “fe”.


Te invito a explorar la Palabra de Dios. En ella encontrarás el testimonio de la verdad más genuino… el evangelio de Jesús. La gran verdad que te dará libertad para siempre y conocerás al mundo desde una perspectiva completamente diferente.

viernes, 3 de octubre de 2014

El "Dios" social



El “Dios” social

El “Dios” social es aquel Dios que una gran mayoría de personas ha construido para amoldar a su cómo estilo de vida. La sociedad  actual ha asumido dos posturas, dos perspectivas como modo de vivir.

La primera postura se basa en el “realismo”, en lo concreto, en un pensamiento que se guía por las leyes y teorías que otras personas de la humanidad han creado ya antes, para hegemonizar nuestra manera de pensar colocando nuestras ideas en una línea completamente lógica en donde no hay lugar para lo sobrenatural y en donde el espíritu no tiene cabida. No es mala esta perspectiva pero un poco efímera al ser netamente terrenal. Lo que ocurre en esta vida, algún día se acaba y así mismo tú te vas.

Por otro lado se incorpora la perspectiva del “Dios” social. Este “Dios” que se inventado es esa energía que está en algún lado presente. Es el “Dios” con el que la gente hace catarsis, lo sacan de una cajita para desahogarse con Él y cuando han terminado lo vuelven a colocar para una próxima oportunidad.

Incluso ese “Dios” social es el motivo por el cual muchas personas asisten a una iglesia o son devotas a una religión. Una manera de demostrarle a los de su entorno una faceta “piadosa” de su vida, aún cuando no conocen las verdades de la Palabra.

Muchos adoptan estas religiones para justificar su modo de vivir con algo que pueda redimirlos de un estilo de vida superficial, pasional, racional y poco compasiva.

No es mi intención que alguno de mis lectores se sienta aludido con estas palabras, más bien mi deber es dar a conocer al verdadero Dios, aquel que está presente en la biblia.
Te invito a romper los paradigmas y seguir leyendo.

Comencemos por el poder de Dios.

“Cuando en un principio Dios creó los cielos y la tierra, reinaba el caos y no había nada en ella” Génesis 1:1. Si tú crees en un Dios que puede ayudarte en momentos de dificultad, debes creer en el Dios que creó nuestro mundo y te creó a ti. En el libro de Génesis, Dios es presentado como ese ser todopoderoso, el Dios de orden, un Dios planificador que creó todo en el momento preciso, trayéndonos a la analogía de que Dios tiene un orden para conducir tu vida y todo lo que te sucede tiene un propósito ya establecido por Él.

En segundo lugar, Dios coloca pruebas en nuestras vidas para ver nuestra actitud, para forjar nuestro carácter. Si tú crees en ese Dios, pues debes creer que toda la situación que tú estás viviendo es su voluntad. ¡Así Él lo quiere! Tal vez no conozcas el por qué, pero una vez que admites que esto es así, es más fácil acercarte a Él para que te enseñe cuál es ese propósito.

Dios es Espíritu.
Si tú crees en este Dios, debes creer entonces que vivimos en un mundo espiritual en donde nuestro espíritu -valga la redundancia- sí tiene cabida y no somos simples seres lógico-racionales.

Al ser un mundo espiritual existe una batalla constante entre el bien y el mal, una lucha en donde Dios es espectadora, y los actores somos el enemigo y nosotros. Y déjame decirte que el diablo no es una historia, un mito o algo parecido, él es un ente que se pasea entre aquellos que han decidido creer en este “Dios” social inventado. La naturaleza del hombre es completamente carnal, pasional y egoísta, no conoce el verdadero amor.

Cuando optamos por hacer todo lo que consideramos “socialmente correcto” como NO perdonar a los que nos ofenden, no tener compasión por otros, caer en inmoralidad sexual, no santificar nuestros cuerpos, dejarnos llevar por la ira, amargura y rabia, sencillamente somos manejados por ese enemigo que nos hace caer en tentación y nos aleja de Dios.

Por último, para los que creen que solo llenar un banco en la iglesia, tener una religión y hacer buenas obras los va a llevar al cielo y tendrán la salvación, esto no es así.

La salvación la puedes obtener cuando desde lo profundo de tu corazón decides buscar a Dios y tener fe en Él. Solo por medio de su gracia que es ese favor inmerecido, Él te regala esa oportunidad de ser salvo, porque al buscarlo comienzas a tener conocimiento del papel de Su precioso Hijo Jesús quien por obediencia asumió tus errores, tus vergüenzas, tu pasado y tus pecados; y murió para que al momento en que tú te arrepientas de llevar una vida completamente contraria a la que Dios quiere, superficial, creyendo en el “Dios” social, puedas comenzar a tener una relación cercana con ese Dios totalmente maravilloso que te llena de paz, que renueva tu ser, tu carácter para darte un espíritu restaurado y que desde ese momento en adelante puedas llevar un estilo de vida agradable para Dios y cosechando frutos.

¿Cuál es el “Dios” que tú quieres conocer?


“Serás salvo si reconoces abiertamente que Jesús es el Señor y si crees de todo corazón que Dios lo levantó de la muerte.” Romanos 10:9