“Más bien ejercítate en la piedad, pues aunque el ejercicio
físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye
una promesa no sólo para la vida presente sino también para la
venidera” 1 Timoteo 4:7-8
Para Dios la principal virtud de un joven imitador de Cristo,
es la piedad. Una virtud es la disposición a obrar de una cierta manera para
producir un efecto, es un modo de andar.
Quiere decir que el Señor quiere que
nuestro modo de andar sea piadoso. Ahora, a qué nos referimos con la palabra
“piedad”. Según el diccionario de la Real Academia Española, la piedad es la “virtud
que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el
amor al prójimo, actos de amor y compasión”.
Es decir, si amamos a Dios, somos fieles a su Palabra y a ser
santificados. Como amamos a Dios, amamos de igual manera a nuestros hermanos,
por lo tanto debemos tener compasión y comunión con ellos.
O sea que practicar la piedad se resume a esas dos premisas
importantes
a. Por amor a Dios soy fiel a su Palabra
b. Por el amor a Dios, amo a los demás
Es muy curioso que en el versículo diga que “la piedad es
útil para todo”. Dios nos está diciendo que mientras seamos santificados, lo
amemos a Él y al prójimo, seremos conforme a como él lo desea, tendremos los
instrumentos necesarios para llevar una vida como Cristo.
Más adelante en el
versículo 8 dice que la piedad incluye una promesa para la vida presente y la
vida venidera.
Vamos a colocarnos en dos planos: La vida presente y la vida
venidera.
Al llevar una vida de piedad, al ser imitadores de Cristo en
la vida presente nos convertimos en sembradores. Ser y hacer discípulos es la
manera de obedecer al Señor y establecer una promesa con Él.
“No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe (de
la piedad). Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto
por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en
la gloria” 1 Timoteo 3:16
La piedad es vivir el
evangelio, enamorarse de Jesús, seguirlo y obedecerle.
El segundo plano es la vida venidera. La vida venidera es la
vida eterna junto a Dios. Quiere decir que ejercitar la piedad, vivir el
evangelio, amar a Dios y a nuestro
hermano tiene una recompensa que es la “vida eterna” al lado de nuestro Padre.
Así que, joven, antes de dar cualquier paso recuerda que la
voluntad de Dios es que seamos como Jesús. Esta es la prioridad. Enamórate de
Él, vive una vida de piedad y cosecharás el mejor fruto.
¡Juventud Pisa el Freno!
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