Creciendo
juntos en Cristo: aprendiendo a servir
Servir
a otros no es tarea fácil ya que requiere de un corazón amoroso y la disposición
de hacer muchos sacrificios. Jesús era el mejor ejemplo de un servidor. Aún
siendo Dios, Él no vino a la tierra a ser servido sino a servir a otros, sufrió
y pagó el precio de nuestros pecados.
Jesús
elige servir (Juan 13:3-5)
Jesús
y sus seguidores se encontraban reunidos en una cena especial. Con esta
celebración los judíos recordaban cuando Dios los había librado de la
esclavitud de los egipcios. Cuando los judíos eran esclavos en Egipto, Dios les
dijo que colocaran la sangre de un cordero como protección en cada puerta de
cada casa y así todo aquel que obedeciera saldría libre de Egipto.
Cuando
Jesús comenzó su labor, Juan el bautista lo llamaba “el cordero de Dios que
quita los pecados del mundo”. Así como el cordero había sido un sacrificio para
la liberación del pueblo de Israel, así mismo Jesús daría su sangre
para liberar a la gente de la esclavitud del pecado. Para este momento ya Jesús
sabía que faltaba poco tiempo para su muerte. Mientras estaba comiendo con sus
discípulos, se levantó quitándose el manto y colocándose una toalla atada en la
cintura. “Luego echó agua en un recipiente, empezó a lavarles los pies a sus
seguidores y les secaba los pies con la toalla que llevaba en la cintura”- Juan
13:5
Lavar
los pies sucios era el trabajo de un esclavo, ese acto era muestra del servicio
de Jesús. Los discípulos se sorprendieron al ver cómo Jesús lavaba sus pies. Él
decidió humillarse ante sus discípulos y servirles.
Servir
cuando otros malinterpretan (Juan 13:6-11)
Cuando
Jesús iba a lavar los pies de Pedro, este se negó a ser servido. Jesús
intentaba pacientemente explicar a Pedro por qué estaba haciendo esto, pero él
no lo entendía. Creía más bien que él era el que debía limpiar los pies a
Jesús. “¡Tú nunca vas a lavarme los pies!”- Juan 13:8. Eventualmente asumimos
esa misma actitud, no entendemos los propósitos de Dios y nos vemos muy
confundidos.
Jesús
quería que este acto de amor y servicio quedara marcado en el corazón de sus
discípulos. Cuando Dios quiere enseñarnos una experiencia tan importante que
guiará nuestras vidas, Él permite que atravesemos pruebas difíciles que nunca
olvidaremos. Así que con este pasaje Dios nos enseña que a veces sus planes son
misteriosos y que Él solo quiere que le obedezcamos. Pedro y los seguidores
entendieron el mensaje luego de que Jesús muriera y resucitara de la muerte.
Seguir
a Jesús como un servidor (Juan 13:12-17)
Luego
de que Jesús terminara de lavar sus pies se sentó junto a ellos y les dijo:
“¿Entienden
lo que les hice? Ustedes me llaman: “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque
lo soy. Yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies. Así que ustedes
deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo para que traten a los
demás como yo los he tratado a ustedes”
Jesús
estaba enseñándole a sus seguidores lo que era ser grande ante los ojos de Dios.
Nuestra cultura advierte que ser grande es tener poder y gente que te sirva.
Pero servir a otros es el mejor ejemplo de amor y grandeza ante los ojos del
Padre. Jesús fue ejemplo de grandeza mediante su servicio. Cuando hemos
madurado como seguidores, nos convertimos en siervos humildes de otros. Un
verdadero discípulo de Jesús sirve a otros por amor al Señor. Debemos perseverar
en esa actitud de siervo cada instante de nuestra vida.
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