Como seguidores
de Cristo formamos parte de un mismo cuerpo que es la iglesia. Esto no quiere
decir que no existan diferencias con nuestros hermanos y que siempre nos
llevaremos bien. Sin embargo debemos procurar construir relaciones
cristocéntricas en donde valga más los frutos del Espíritu que las diferencias
que tengas con quien piensa distinto a ti. Es por eso que es importante
aprender más sobre estas relaciones y cómo reparar las amistades rotas.
Reparando
relaciones quebrantadas (Mateo 18:15-17)
Qué sencillo
nos resulta conocer los mandamientos de Dios, como… “Ama a tu prójimo como a ti
mismo” pero a la hora de aplicar estas exigencias, la obediencia falla un poco
en ese aspecto. Debemos entender e internalizar lo que se refiere la palabra “ama”
dentro de este contexto. Amar a tu hermano es tolerar su pensamiento, es
aceptar las diferencias que existan y es saber pedir perdón cuando pecas contra
él.
Es humano tener
sentimientos de disgusto con tu hermano, pero a veces los impulsos pueden
causar daño en nuestras relaciones. Jesús enseñó cómo reparar relaciones
quebrantadas. Si vivimos con diferencias, no estaremos siguiendo el camino que
Cristo quiere que sigamos. Las relaciones entre creyentes deben ser
cristocéntricas pues de esta manera las personas en el mundo lograran ver el
testimonio y verán lo distinto que puede ser tener una vida conforme a la
voluntad de Dios.
“Si tu
hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso,
has ganado a tu hermano.” Mateo 18:5
Lo primero
que enseñó Jesús es que si tu hermano peca contra ti hazle ver lo que hizo. No ganas
nada reservándote esa molestia que luego podrá desencadenar resentimiento y
venganza. Mejor ve con tu hermano y dile aquello que te hirió.
“Pero si no,
lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto se resuelva mediante el
testimonio de dos o tres testigos” Mateo 18:16
Muchas veces
la necedad puede enceguecer al hermano que ha pecado contra ti, pero si tienes
testigos que te apoyen, es importante que en reunión todos hablen del asunto.
“Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a
la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un
incrédulo o un renegado” Mateo 18:17
Como cuerpo
de Cristo tenemos la potestad de exhortar a un hermano cuando ha pecado contra
otro o contra ti. Los demás integrantes de tu comunidad deben apoyarte y ayudar
a que tu hermano reconozca su falta.
Relaciones
cristocéntricas y el perdón (Mateo 18: 21-35)
Debemos
perdonar a cualquiera así como Dios nos perdona a nosotros, pues el perdón no
tiene límites. Jesús contó una historia para reflejar acertadamente el
significado del perdón.
Había una vez
un rey que quiso ajustar las cuentas con sus siervos. Uno de ellos le debía
miles y miles de monedas de oro, se presentó delante de su rey pero no tenía lo
medios para saldar su deuda. El Rey le ordenó que lo vendieran así como a su
esposa e hijos, pero el siervo se postró delante de él suplicándole que tuviera
paciencia, pues pagaría la deuda. Ante este escenario el rey se compadeció de
su siervo, le perdonó el saldo y lo dejó en libertad.
Luego ese
mismo siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de
plata. Lo agarró por el cuello y le exigió que le pagara su deuda. Como este
compañero no tenía los medios le pidió compasión pero el siervo lo mandó a encarcelar.
Los otros siervos fueron a contarle al rey quien mandó a llamar al siervo.
“¡Siervo
malvado! te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú
también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” Mateo
18:32-33
Perdón y comodidad (2 Corintios 2:5-11)
Los castigos
deben servir solo para ayudar a otros a volverse de sus caminos incorrectos. Cuando
alguien se arrepiente debe ser perdonado, restaurado y confortado. Cuando
queremos corregir a alguien esto debe hacerse en amor. Aquellas personas que no
han creído en Jesús ven como un gran testimonio cuando los seguidores se
preocupan unos por otros. Si tú eres un seguidor de Jesús recuerda que el Padre
te restauró por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. No permitas que esto
sea en vano y perdona a quien te haya ofendido.
¡Pisa el freno!
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