Creciendo
juntos en Cristo: aprendiendo a adorar
La
alabanza es una manera de honrar a alguien más grande que nosotros. Para los
creyentes la adoración es un elemento de gran importancia. Cuando adoramos,
honramos a Dios en acción de gracias. Expresamos todo ese gozo que sentimos en
nuestro corazón y le agradecemos por todo lo que ha hecho en nuestra vida. Nuestra
manera de vivir conforme a la Palabra de Dios también forma parte de la
adoración genuina.
Jesús
adoraba en privado (Marcos 1:35-36)
Para
Jesús, hablar con su Padre era de gran importancia. De vez en cuando se
retiraba para orar en privado. Definitivamente la oración tiene parte fundamental
en la adoración.
“Muy
temprano, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y fue a un lugar
solitario para orar. Luego Simón y los otros que estaban con él salieron a
buscar a Jesús.” Marcos 1:35-36
Jesús
tenía a Dios en primer lugar, él dedicaba tiempo para adorarle. Además Jesús
oraba en privado para enfocar su atención completamente. Como resultado de esta
obediencia él tenía la esperanza de que Dios estaría a su lado aún en los
momentos de dificultad. Permanecer en oración ayudaría a Jesús a entender
perfectamente su misión y a alejarse de la tentación del enemigo. Esa relación
que tenía con Dios le permitía tener fortaleza para vencer y continuar en su
camino. Adorar a Dios en privado nos ayudará a conocerlo mejor, entender su
voluntad y tener una relación creciente con Él.
Jesús
adoraba en público (Lucas 4:16)
“Entonces
Jesús regresó a Nazaret, el pueblo donde había crecido. Como de costumbre, fue
a la sinagoga en el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras.”-
Lucas 4:16
La
adoración pública era parte de la vida de Jesús. Fue en su visita a la sinagoga
cuando leyó las escrituras en público a manera de alabanza a Dios.
“El Señor ha
puesto su Espíritu en mí, porque me eligió para anunciar las buenas noticias a
los pobres. Me envió a contarles a los prisioneros que serán liberados. A
contarles a los ciegos que verán de nuevo, y a liberar a los oprimidos; para
anunciar que este año el Señor mostrará su bondad”- Lucas 4:18-19
¡Adorar
juntos también es importante! Cuando alabamos como iglesia, conocemos mejor la Palabra
de Dios y de qué manera quiere que actuemos como cuerpo de Cristo. Trabajamos
juntos para construir su reino y hacemos cosas que solos no podríamos. La adoración
entre hermanos anima a cada uno a aprender amar al otro.
Jesús enseña
sobre la oración y la adoración (Lucas 11:1-4)
Una vez
cuando Jesús estaba con sus discípulos ellos le pidieron que les enseñara a
orar. Jesús los instruyó a través de la oración al Padre. Generalmente muchas
personas aprenden el Padre nuestro memorizándolo sin entender el significado de
la oración. Si cuidadosamente entendemos la oración a nuestro Padre, aprenderemos
a adorar genuinamente.
“Padre, que
siempre se dé honra a tu santo nombre.”
La primera
parte de esta oración se enfoca totalmente en la adoración a Dios. Santificando
su nombre como el todopoderoso, como el más grande y puro.
“Venga tu
reino.” Como pueblo de Dios estamos ansiosos de conocer sus propósitos. Debemos
anhelar que venga su reino para que podamos continuar construyéndolo de tal
manera que pueda extenderse en el mundo. Cuando adoramos juntos podemos estar
seguros de que Dios escuchará nuestras peticiones.
“Danos hoy
los alimentos que necesitamos cada día, y perdona nuestros pecados, porque
nosotros también perdonamos a todos los que nos han hecho mal.”
No podemos
olvidar que Jesús es el pan que da vida, el agua que calma la sed. Debemos
pedirle a nuestro padre que cada día nos dé el alimento necesario para crecer
como cristianos. Así mismo pidámosle que limpie nuestro corazón de las cosas
que a Él no le agradan y que nos ayude así a perdonar a quienes nos han
ofendido.
“No nos dejes caer en tentación”.
Finalmente
Jesús nos enseña que debemos pedirle al Padre ayuda para mantenernos en su
camino, para alejarnos de aquellas cosas que nos tientan y nos desvían de lo
que Dios tiene preparado para nosotros.
Cuando
aprendemos a adorar como Jesús, estaremos llenos de gozo inigualable.
¡Solo adora! (Filipenses 4:6)
“No se
inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten
sus peticiones a Dios y denle gracias.”- Filipenses 4:6
La
preocupación y la adoración son elementos contradictorios. Cuando nos enfocamos
en Dios a través de la adoración y la oración, confiamos en que Él nos ayudará.
La preocupación no cambia tu situación, pero Dios sí lo hace. Él toma nuestras
cargas y nos da esperanza.
La adoración
nos permite ver el poder de Dios y su gracia. Cuando aprendemos a adorar, nos
llenamos de esa felicidad que solo Él puede colocar en nuestro corazón y
dejamos a un lado todas nuestras cargas.
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