miércoles, 21 de mayo de 2014

Creciendo juntos en Cristo: aprendiendo a adorar






Creciendo juntos en Cristo: aprendiendo a adorar

La alabanza es una manera de honrar a alguien más grande que nosotros. Para los creyentes la adoración es un elemento de gran importancia. Cuando adoramos, honramos a Dios en acción de gracias. Expresamos todo ese gozo que sentimos en nuestro corazón y le agradecemos por todo lo que ha hecho en nuestra vida. Nuestra manera de vivir conforme a la Palabra de Dios también forma parte de la adoración genuina. 

Jesús adoraba en privado (Marcos 1:35-36)

Para Jesús, hablar con su Padre era de gran importancia. De vez en cuando se retiraba para orar en privado. Definitivamente la oración tiene parte fundamental en la adoración.
“Muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y fue a un lugar solitario para orar. Luego Simón y los otros que estaban con él salieron a buscar a Jesús.” Marcos 1:35-36 

Jesús tenía a Dios en primer lugar, él dedicaba tiempo para adorarle. Además Jesús oraba en privado para enfocar su atención completamente. Como resultado de esta obediencia él tenía la esperanza de que Dios estaría a su lado aún en los momentos de dificultad. Permanecer en oración ayudaría a Jesús a entender perfectamente su misión y a alejarse de la tentación del enemigo. Esa relación que tenía con Dios le permitía tener fortaleza para vencer y continuar en su camino. Adorar a Dios en privado nos ayudará a conocerlo mejor, entender su voluntad y tener una relación creciente con Él.

Jesús adoraba en público (Lucas 4:16)

“Entonces Jesús regresó a Nazaret, el pueblo donde había crecido. Como de costumbre, fue a la sinagoga en el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras.”- Lucas 4:16
La adoración pública era parte de la vida de Jesús. Fue en su visita a la sinagoga cuando leyó las escrituras en público a manera de alabanza a Dios.
“El Señor ha puesto su Espíritu en mí, porque me eligió para anunciar las buenas noticias a los pobres. Me envió a contarles a los prisioneros que serán liberados. A contarles a los ciegos que verán de nuevo, y a liberar a los oprimidos; para anunciar que este año el Señor mostrará su bondad”- Lucas 4:18-19

¡Adorar juntos también es importante! Cuando alabamos como iglesia, conocemos mejor la Palabra de Dios y de qué manera quiere que actuemos como cuerpo de Cristo. Trabajamos juntos para construir su reino y hacemos cosas que solos no podríamos. La adoración entre hermanos anima a cada uno a aprender amar al otro.

Jesús enseña sobre la oración y la adoración (Lucas 11:1-4)

Una vez cuando Jesús estaba con sus discípulos ellos le pidieron que les enseñara a orar. Jesús los instruyó a través de la oración al Padre. Generalmente muchas personas aprenden el Padre nuestro memorizándolo sin entender el significado de la oración. Si cuidadosamente entendemos la oración a nuestro Padre, aprenderemos a adorar genuinamente. 

“Padre, que siempre se dé honra a tu santo nombre.”
La primera parte de esta oración se enfoca totalmente en la adoración a Dios. Santificando su nombre como el todopoderoso, como el más grande y puro.

“Venga tu reino.” Como pueblo de Dios estamos ansiosos de conocer sus propósitos. Debemos anhelar que venga su reino para que podamos continuar construyéndolo de tal manera que pueda extenderse en el mundo. Cuando adoramos juntos podemos estar seguros de que Dios escuchará nuestras peticiones.

“Danos hoy los alimentos que necesitamos cada día, y perdona nuestros pecados, porque nosotros también perdonamos a todos los que nos han hecho mal.”

No podemos olvidar que Jesús es el pan que da vida, el agua que calma la sed. Debemos pedirle a nuestro padre que cada día nos dé el alimento necesario para crecer como cristianos. Así mismo pidámosle que limpie nuestro corazón de las cosas que a Él no le agradan y que nos ayude así a perdonar a quienes nos han ofendido.

 “No nos dejes caer en tentación”.
Finalmente Jesús nos enseña que debemos pedirle al Padre ayuda para mantenernos en su camino, para alejarnos de aquellas cosas que nos tientan y nos desvían de lo que Dios tiene preparado para nosotros.

Cuando aprendemos a adorar como Jesús, estaremos llenos de gozo inigualable.

¡Solo adora! (Filipenses 4:6)

“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.”- Filipenses 4:6
La preocupación y la adoración son elementos contradictorios. Cuando nos enfocamos en Dios a través de la adoración y la oración, confiamos en que Él nos ayudará. La preocupación no cambia tu situación, pero Dios sí lo hace. Él toma nuestras cargas y nos da esperanza.

La adoración nos permite ver el poder de Dios y su gracia. Cuando aprendemos a adorar, nos llenamos de esa felicidad que solo Él puede colocar en nuestro corazón y dejamos a un lado todas nuestras cargas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario