Creciendo
juntos en Cristo: Se un aprendiz
Jesús
se hizo hombre y es un ejemplo de cómo los humanos deben agradar a Dios en su
vida diaria. Él obedecía los mandatos de Su Padre y los enseñaba a otros. Cuando
nos convertimos en seguidores de Jesús, somos aprendices, conociendo el camino
que Dios quiere para nosotros y siguiendo sus mandamientos.
Jesús
el maestro (Mateo 11:25-30)
Jesús
enseñaba a sus seguidores a través del testimonio que llevaba cada día, a
través de su vida. Él busca que sus aprendices sean como niños, humildes y
prestos a aprender. Los maestros de la ley de ese tiempo creían tener más sabiduría
que Jesús y que la gente del pueblo, por lo tanto añadían nuevas leyes a los
mandamientos de Dios. Estas reglas se convertían en una carga para quienes no
sabían leer o escribir, ya que no podían cumplirlas al pie de la letra. Jesús
dijo “Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré
descansar. Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo
encontrarán descanso. Mi enseñanza es
agradable y mi carga es fácil de llevar” Mateo 11:28-30
“yo
los haré descansar” qué frase tan alentadora y maravillosa. Definitivamente
nuestra alma puede tener descanso cuando conocemos a Dios personalmente y
creemos cuánto nos ama. Dios nos acepta porque seguimos a Su Hijo Jesús. “Nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera mostrárselo”
Mateo 11:27b
Espíritu
Santo, increíble maestro (Juan 14:23-26)
Jesús
les pidió a sus discípulos que mantuvieran sus enseñanzas luego de que Él
partiera con el Padre. Esto sería una muestra de amor hacia Él y su obediencia
garantizaría que Dios permanecería siempre con ellos. Así mismo Jesús prometió
que enviaría al Consejero, el Espíritu Santo quien estaría en cada uno de ellos
recordándoles lo que Jesús les enseñó.
Cuando
confiamos en Jesús como el salvador de nuestra vida y decidimos seguirlo, él nos
envía al Espíritu Santo quien va dirigiendo nuestros pasos. Él nos ayuda a
obedecer y a tener a Jesús como norte en nuestro camino.
Divisiones
entre creyentes (1 Corintios 3:1-3)
A
través de Pablo, la gente en Corinto empezó a conocer a Jesús y sus enseñanzas.
Aún con todo eso ellos no entendían lo que significaba ser un verdadero
discípulo. Eran como bebés recién nacidos que solo podían beber leche. Fue
mediante cartas que Pablo se pronunció ante los corintios luego de irse. “Las
enseñanzas que les di fueron como leche porque todavía no podían comer nada
sólido. Y aún no están listos para comerlo, pues todavía no siguen al Espíritu,
Aún hay envidias y peleas entre ustedes, ¿no demuestra eso que todavía no han
crecido espiritualmente y que actúan como cualquier otro del mundo?” 1
Corintios 3:2-3
La
inmadurez espiritual siempre será una barrera para un seguidor de Jesús. Si no
buscamos crecer espiritualmente en Cristo, estaremos propensos a caer ante las
tentaciones de nuestra vieja naturaleza y no lograremos obedecer completamente
a Dios.
Cristianos
que no aprenden (Hebreos 5:11-14)
Algo
muy semejante a lo sucedido con los corintios, pasaba entre los hebreos. Los
cristianos eran como niños que no podían alimentarse de comida sólida. No
habían logrado entender lo básico de la vida cristiana. Como no crecían en su
relación con Jesús, no podían enseñar a otros acerca de Él ni podían tomar
decisiones sabias con respecto a la iglesia. Los cristianos que aún no estén
maduros en espíritu deben tomar el tiempo para crecer, antes de asumir un
liderazgo en la iglesia, pues a veces sí pueden mejorar su relación pero otras
veces solo pueden generar problemas en esa área de servicio, recordemos que
para que el cuerpo de Cristo funcione correctamente sus partes deben estar
maduras y sanas.
Para
poder crecer es necesario aprender a escuchar al Espíritu Santo, alimentarse de
la Palabra y orar. Deben saber discernir entre lo que es bueno y lo que no. Es
importante que los seguidores estén dispuestos a crecer para poder enseñar a
otros sobre Jesús.
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