jueves, 18 de diciembre de 2014

¿De qué trata la relación?


 
Relación es interacción, conexión entre dos cosas. Relación es aquel puente que se ha establecido entre Dios y yo por medio del perdón, a través de Jesús. Es algo sencillamente maravilloso. Inigualable. Dios nunca deja de ser ese precioso Padre que nos espera de brazos abiertos. En cambio nosotros a veces ocupamos nuestra mente y nuestro corazón en cosas que nos alejan de Él. Ellas pueden ser pruebas, pueden ser frentes de dificultades que llegan a nuestra vida y olvidamos que solo Él puede ayudarnos a salir de la tormenta. Se trata de confianza, de fe, pero como es algo intangible, nos sujetamos a los problemas y dejamos que nos agobien.

Ser un seguidor de Jesús no va a librarte de los problemas. Por el contrario, vivir en este mundo tan ajetreado y ser un seguidor de Jesús, es difícil. Porque Dios colocará las pruebas para forjarte como su hijo, para moldearte como hace un Alfarero con una vasija, para fortalecer cada aspecto en donde tú sientas debilidad. Él quiere ver si aún, siendo parte de este mundo, asumirás tu rol como testigo del amor de Cristo.

Una circunstancia económica, de salud, de relación interpersonal, puede ser motivo suficiente para rendirse. Uno, al verse en este tipo de situaciones, pierde la esperanza y poco a poco aleja a Dios de su vida. De pronto estás inmerso en los problemas, caído, débil. Y comienza la batalla, porque el enemigo ha puesto el ojo en la situación y quiere tomar provecho de ella.

Siempre recuerdo la historia de Job. Esa conversación entre Dios y Satanás.

“Entonces el Señor le dijo a Satanás:—¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie en la tierra como él. Job es un hombre intachable, honesto, respeta a Dios y rechaza el mal.

Satanás le respondió al Señor: ¿Pero es que Job respeta a Dios por nada? ¿Acaso no lo proteges a él, a su familia y a sus posesiones? Haces que le vaya bien en todo lo que hace, y sus rebaños se ven por todo el país. Pero si le quitaras todo lo que tiene, seguro que te maldeciría en tu propia cara.

El Señor le dijo a Satanás: —Puedes hacer lo que quieras con lo que le pertenece a Job, pero a él mismo no le hagas daño. Entonces Satanás se retiró de la presencia del Señor” Job 1:8-12

En este momento vemos al Dios todopoderoso. Sí, permitió que el enemigo le quitara todo a Job para probar su fidelidad. Es así mismo como Dios trabaja con nosotros. Él se glorifica cuando en medio de la dificultad, reconocemos nuestra debilidad y buscamos de Él para salir de la tormenta. Llega un punto en el que el peso de los problemas es inaguantable y es ahí cuando debemos dar un alto, recordar lo que hizo Jesús en la cruz, recordar que ya él cargó con todo el peso y tomar su yugo que es mucho más ligero.

De eso se trata la relación. De permitirle a Él actuar en tu vida, trabajar contigo, ayudarte cuando has caído. Dios está esperando que tú le pidas ayuda. ¿Qué esperas?

jueves, 16 de octubre de 2014

La verdad los hará libres


Un tema un poco controversial pero interesante de analizar: “La influencia del hombre en la fe, a lo largo de la historia”. Aguas profundas, pero un tópico rico para comunicadores que desean llevar el ámbito de la religión a un debate de principios más que en ideologías o extremismos.

En primer lugar es importante aclarar que el propósito de este artículo es netamente académico y reflexivo, sin intención de irrespetar las creencias de terceros y utilizando como referencia elementos históricos que ud mismo puede encontrar en los textos.

Me gustaría iniciar lanzando una palabra sencilla como lo es la “fe”, a discusión. Parece mentira pero este monosílabo es la manzana de la discordia entre muchos practicantes religiosos. Es una falacia creer que la evolución del pensamiento ha generado una evolución de los conceptos relacionados a esta palabra. Realmente seguimos pensando igual que en 1500.

La fe es seguridad, confianza en algo. Para los creyentes la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Es tener seguridad de que aún cuando yo en mi humanidad no he visto a ese Dios todopoderoso, creo que Él es grande y es creador de lo que hay a mi alrededor.  Ahora pues, si la fe es un pensamiento internalizado, una idea conceptualizada por cada uno de nosotros, ¿qué necesidad tiene un tercero de controlar mi manera de pensar?

Si nos vamos a la biblia que es Palabra de Dios, y buscamos Hebreos 11:2 encontraremos el siguiente versículo “Dios aprobó a los que vivieron en tiempos pasados por la fe que tenían.”
¿Qué significa esto? Que existía una relación personal entre un ser y su creador que es Dios.

Pero si tomamos como referencia los hechos históricos del Medioevo, encontramos una institución creada por el hombre para intentar hegemonizar esa fe de los creyentes…”La Inquisición”. Tomar este período puede ser motivo de burla, pero lo gracioso es que hoy en día seguimos teniendo pensamientos de esa época.

La Inquisición se conformó como un medio a través del cual la Iglesia como institución, manipulaba a sus fieles infundiéndoles miedo y utilizando la Palabra de Dios como excusa para llevar a cabo sus torturas y su hegemonía. Ahora, mi intención es demostrar que solo la Palabra puede hacerte libre de entrar en un sistema de normas y estructuras que buscan controlar tu manera de pensar.

“Si ustedes siguen obedeciendo mi enseñanza, serán verdaderamente mis seguidores.  Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” Juan 8:31-32

Aquí Jesús da la clave. Él dice que quienes lo sigan a Él conocerán la verdad y serán libres. Fíjate cómo él trata el tema de la adoración a Dios. Jesús no nos llama a seguir leyes, normas o dogmas, Él quiere que seamos libres entendiendo que por medio de Él somos salvos y libres de ataduras.

Durante el Medioevo, los llamados “Autos de fe” eran espectáculos a través de los cuales, la iglesia pretendía exhortar a los fieles a  arrepentirse de sus pecados y adherirse a su dogma, por medio del castigo. Los creyentes debían arrepentirse públicamente y muchas veces eran condenados a muerte.

“La verdad los hará libres”… cuando vamos a la Palabra de Dios encontramos la verdad.
“Si decimos que no pecamos, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros;”  1 Juan 1:8

“pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9

Comencemos por reconocer que sí somos pecadores, pero que si nos arrepentimos y confesamos nuestros pecados al Señor, Él nos perdonará.

“La tristeza que Dios busca es la que produce un cambio de corazón y de vida. Ese cambio lleva a la salvación y por ello no hay que lamentarse. En cambio, la tristeza del mundo lleva a la muerte.” 2 Corintios 7:10

Se trata de querer renovar nuestra manera de pensar, limpiar nuestro corazón y comenzar a conocer a Jesús, a imitarlo en su perfecta manera de actuar.

El problema es que el hombre y la institución nos han cambiado la forma de pensar y estamos tan arraigados a los dogmas, tan acostumbrados a seguir a alguien, que hemos dejado atrás la capacidad de tener esa fe autónoma, de confiar en lo que internamente creemos y preferimos entrar en un carril de normas.

“La verdad los hará libres”… La verdad es Jesús. La iglesia no puede perdonar tus pecados, la confesión debe ser genuina y directamente con Dios. La práctica religiosa no te salvará ni te llevará al cielo. La idolatría a otras imágenes es la mejor manera que tiene la institución de que sus fieles se mantengan en la iglesia, ya que distrae del verdadero compromiso que tenemos con Dios. Es más fácil arrodillarse ante una imagen que asumir el reto de caminar con el Señor.

Por eso el hombre con sus leyes y su institucionalidad ha influenciado en el pensamiento de cada uno de nosotros y ha cambiado el significado de la “fe”.


Te invito a explorar la Palabra de Dios. En ella encontrarás el testimonio de la verdad más genuino… el evangelio de Jesús. La gran verdad que te dará libertad para siempre y conocerás al mundo desde una perspectiva completamente diferente.

viernes, 3 de octubre de 2014

El "Dios" social



El “Dios” social

El “Dios” social es aquel Dios que una gran mayoría de personas ha construido para amoldar a su cómo estilo de vida. La sociedad  actual ha asumido dos posturas, dos perspectivas como modo de vivir.

La primera postura se basa en el “realismo”, en lo concreto, en un pensamiento que se guía por las leyes y teorías que otras personas de la humanidad han creado ya antes, para hegemonizar nuestra manera de pensar colocando nuestras ideas en una línea completamente lógica en donde no hay lugar para lo sobrenatural y en donde el espíritu no tiene cabida. No es mala esta perspectiva pero un poco efímera al ser netamente terrenal. Lo que ocurre en esta vida, algún día se acaba y así mismo tú te vas.

Por otro lado se incorpora la perspectiva del “Dios” social. Este “Dios” que se inventado es esa energía que está en algún lado presente. Es el “Dios” con el que la gente hace catarsis, lo sacan de una cajita para desahogarse con Él y cuando han terminado lo vuelven a colocar para una próxima oportunidad.

Incluso ese “Dios” social es el motivo por el cual muchas personas asisten a una iglesia o son devotas a una religión. Una manera de demostrarle a los de su entorno una faceta “piadosa” de su vida, aún cuando no conocen las verdades de la Palabra.

Muchos adoptan estas religiones para justificar su modo de vivir con algo que pueda redimirlos de un estilo de vida superficial, pasional, racional y poco compasiva.

No es mi intención que alguno de mis lectores se sienta aludido con estas palabras, más bien mi deber es dar a conocer al verdadero Dios, aquel que está presente en la biblia.
Te invito a romper los paradigmas y seguir leyendo.

Comencemos por el poder de Dios.

“Cuando en un principio Dios creó los cielos y la tierra, reinaba el caos y no había nada en ella” Génesis 1:1. Si tú crees en un Dios que puede ayudarte en momentos de dificultad, debes creer en el Dios que creó nuestro mundo y te creó a ti. En el libro de Génesis, Dios es presentado como ese ser todopoderoso, el Dios de orden, un Dios planificador que creó todo en el momento preciso, trayéndonos a la analogía de que Dios tiene un orden para conducir tu vida y todo lo que te sucede tiene un propósito ya establecido por Él.

En segundo lugar, Dios coloca pruebas en nuestras vidas para ver nuestra actitud, para forjar nuestro carácter. Si tú crees en ese Dios, pues debes creer que toda la situación que tú estás viviendo es su voluntad. ¡Así Él lo quiere! Tal vez no conozcas el por qué, pero una vez que admites que esto es así, es más fácil acercarte a Él para que te enseñe cuál es ese propósito.

Dios es Espíritu.
Si tú crees en este Dios, debes creer entonces que vivimos en un mundo espiritual en donde nuestro espíritu -valga la redundancia- sí tiene cabida y no somos simples seres lógico-racionales.

Al ser un mundo espiritual existe una batalla constante entre el bien y el mal, una lucha en donde Dios es espectadora, y los actores somos el enemigo y nosotros. Y déjame decirte que el diablo no es una historia, un mito o algo parecido, él es un ente que se pasea entre aquellos que han decidido creer en este “Dios” social inventado. La naturaleza del hombre es completamente carnal, pasional y egoísta, no conoce el verdadero amor.

Cuando optamos por hacer todo lo que consideramos “socialmente correcto” como NO perdonar a los que nos ofenden, no tener compasión por otros, caer en inmoralidad sexual, no santificar nuestros cuerpos, dejarnos llevar por la ira, amargura y rabia, sencillamente somos manejados por ese enemigo que nos hace caer en tentación y nos aleja de Dios.

Por último, para los que creen que solo llenar un banco en la iglesia, tener una religión y hacer buenas obras los va a llevar al cielo y tendrán la salvación, esto no es así.

La salvación la puedes obtener cuando desde lo profundo de tu corazón decides buscar a Dios y tener fe en Él. Solo por medio de su gracia que es ese favor inmerecido, Él te regala esa oportunidad de ser salvo, porque al buscarlo comienzas a tener conocimiento del papel de Su precioso Hijo Jesús quien por obediencia asumió tus errores, tus vergüenzas, tu pasado y tus pecados; y murió para que al momento en que tú te arrepientas de llevar una vida completamente contraria a la que Dios quiere, superficial, creyendo en el “Dios” social, puedas comenzar a tener una relación cercana con ese Dios totalmente maravilloso que te llena de paz, que renueva tu ser, tu carácter para darte un espíritu restaurado y que desde ese momento en adelante puedas llevar un estilo de vida agradable para Dios y cosechando frutos.

¿Cuál es el “Dios” que tú quieres conocer?


“Serás salvo si reconoces abiertamente que Jesús es el Señor y si crees de todo corazón que Dios lo levantó de la muerte.” Romanos 10:9

martes, 30 de septiembre de 2014

Jesús no es historia.


 

 
Por medio de la gracia de Dios tenemos el regalo de ser salvos, de conocer realmente a Jesús. Cuando Jesús se convierte en verbo activo, toma un lugar en el corazón que nada ni aún nadie puede llenar tanto. El mundo nos envuelve constantemente en un sistema de religiones, de veneración a una ley que ha sido ya anulada por el pecado. La religión no te salva, el único que puede liberarte del yugo de una vida sin propósito, de un mundo en abandono es ese precioso ser que dio su vida y decidió cargar con tus problemas, tus errores. Ese es el verdadero Jesús.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Servidores de Cristo

Con trabajo, pasión y voluntad, nos atrevemos a soñar, a crear. Queridos lectores, comparto con uds la experiencia maravillosa de glorificar al Señor con nuestra adoración y con trabajos llenos de pasión, como este. Amamos trabajar por los sueños y utilizar los talentos para la obra de nuestro Dios. Este proyecto audiovisual viene con mucho amor para que lo disfruten y para que recuerden que existe un Dios fiel, quien estuvo dispuesto a entregar a su hijo por nosotros. ¡Servimos a Cristo!

Covers
Teclado y guitarra: Emir Rojas y Samuel Ortiz
Vocal: Ana Fabiola
Producción: Lucía Arismendi
Pisa el Freno

viernes, 26 de septiembre de 2014

Jóvenes de Cristo: Ejemplo en conducta


Ser ejemplo de los creyentes en conducta, es una responsabilidad grande que los jóvenes cristianos deben asumir. Se trata de enseñar al mundo quién es Dios a través de nuestras palabras, acciones, nuestro testimonio. La conducta del cristiano debe ser coherente con el hecho de tener a Cristo en el corazón y querer ser reflejo de Él. No es etiquetarnos “somos cristianos” es unir nuestras convicciones y lo que profesamos con el andar de cada día.

En la Palabra tenemos suficientes ejemplos de cómo debe ser nuestra conducta hacia los demás. En efesios versículo 4:17 aparece claramente que nuestro comportamiento debe ir acorde con el factor de que somos seguidores de Jesús

 “Lo que les voy a decir es una advertencia del Señor: dejen ya de vivir como los que no son creyentes, porque ellos se guían por pensamientos inútiles.”

Si tus pasos no son reflejos de un siervo de Cristo, lo que hagas será a base de pensamientos inútiles, tu caminar no será con propósito. Más adelante en el versículo 18 y 19 entendemos por qué los que no conocen a Cristo actúan de acuerdo a sus deseos y omiten la voluntad de Dios en sus vidas.

“Su entendimiento está oscurecido porque están separados de la vida que viene de Dios y porque son ignorantes debido a lo terco que es su corazón.” Efesios 4:18

Esto no es lo que el Señor quiere para los jóvenes de Cristo 
“Pero esa clase de vida no tiene nada que ver con la instrucción que recibieron de Cristo.” Efesios 4:20

¿Qué podemos hacer para ser ejemplos en conducta?

Primero, mantenernos lejos de cualquier inmoralidad pues Dios quiere que seamos santificados y esta debe ser nuestra primera virtud. Conocer a Jesús es sinónimo de un nuevo nacimiento del espíritu, es una renovación de todo tu ser. Por lo tanto lo primordial es dejar atrás la vida que llevabas en el pasado y tomar las nuevas vestiduras, mantenerte alimentado de la Palabra de Dios, de la oración y el redargüir del Espíritu Santo que mora en ti.

“Se les enseñó a dejar atrás la forma de vida que llevaban antes. Ese viejo ser va de mal en peor por los deseos engañosos. Aprendieron a renovar su forma de pensar por medio del Espíritu, y a revestirse del nuevo ser que Dios creó a su imagen para que practique la justicia y la santidad por saber la verdad” Efesios 4:22-24

En segundo lugar huir de las tentaciones y pedirle a Dios que nos aleje de ellas, para evitar cometer algún pecado. Por ello es esencial perseverar en la oración, ese momento de intimidad con Dios te va a garantizar un caminar recto conforme a Su voluntad.

¿Quieres ser reflejo de Cristo y ser ejemplo en conducta?
1.       Evita las mentiras, sé honesto
2.       No permitas que la ira te domine y te haga pecar
3.       Evita hacer pecar a tus hermanos
4.       Mantén un corazón honrado y virtuoso
5.       De la abundancia del corazón habla la boca, evita malas palabras
6.       Quítense toda amargura, ira, enojo, gritos, calumnias y malicia
7.       Perdona a quienes te han ofendido
Efesios 4:25-32

Aduéñate del gozo que Dios te ha regalado, evita entristecer al Espíritu Santo ¡Sé como Cristo!


lunes, 22 de septiembre de 2014

Jóvenes de Cristo: Ejemplo en Palabra


Desglosando un poco el versículo de 1 Timoteo 4:12, me percaté de la importancia de apreciar cada término que el Señor muestra en ese verso, a manera de utilizarlo como el manual que debe seguir cada joven cristiano en su caminar diario con Dios.

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” 1 Timoteo 4:12

Enfoquémonos en la frase “Sé ejemplo de los creyentes en palabra”

Durante nuestra juventud es esencial tener sabiduría en la forma de actuar y de procedernos hacia otros. Sí, esta etapa es la más vigorosa de nuestra vida, provoca comerse el mundo, los sueños y las metas son nuestra prioridad, pero muchas veces olvidamos que Dios tiene propósitos especiales para cada uno. En ocasiones el “Yo” prevalece antes que la voluntad de Dios.

¿Cómo hacemos para seguir la voluntad de Dios?

En primer lugar seguir lo que Pablo le dice a Timoteo en este verso “Sé ejemplo de los creyentes en palabra”  y esto quiere decir que lo primero es ajustar nuestro testimonio a los principios bíblicos, a la palabra del Señor. Cuando buscamos la dirección de Dios en cada una de las cosas que hacemos Él de alguna manera coloca sus pensamientos y su sabiduría en nosotros a través del Espíritu Santo. Algo que debemos anhelar: Palabras sabias.

“Examínense a ustedes mismos y pónganse a prueba para ver si están firmes en su fe. De seguro ustedes saben que Jesucristo vive en ustedes a menos que no pasen la prueba.” 2 Corintios 13:5

Si Jesucristo vive en nosotros, la voluntad de Dios es que seamos reflejo de Él a donde quiera que vayamos y en lo que hagamos. Significa que todo aquello que no sea apropiado para un buen proceder no debe tener dominio sobre nosotros. “Todo me es permitido, más no todo me conviene” ciertamente es así.

“Pues ustedes han muerto a su vieja manera de vivir, y ahora la nueva vida que disfrutan con Cristo, está guardada en Dios.” Colosenses 3:3

Reafirmando que Cristo está en nosotros, no queda más que recordarlo permanentemente y pedirle a Dios sabiduría para que nos renueve cada día y podamos caminar como él quiere. La oración debe ser parte de tu vida. No podemos andar en caminos rectos si no oramos para que esto suceda. Muchas veces nos desviamos de los caminos del Señor y la mejor manera de que él trabaje en nosotros es orando y pidiéndole que transforme nuestro corazón y nos permita testificar delante de otros.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Testimonio de fe: la esperanza

Te escribo para contarte una anécdota personal y a la vez enseñarte cuán misterioso y fiel es Dios en su manera de obrar. 
Hace algunos días tuve la oportunidad de hacer un viaje familiar y me encontraba a la expectativa del propósito de Dios con esta experiencia. Días atrás pasaba por pruebas a través de las cuales Dios me estaba fortaleciendo, pero ellas se habían convertido en una carga para mí, ya que le abrí la puerta a la desesperanza (esto es algo que a veces solemos hacer). 

Dios sigue siendo el mismo, es increíble como Él te rescata cuando en tus fuerzas no puedes continuar. Así fue conmigo. 

El día domingo, tomamos el metro que nos dejó en una estación cerca de una iglesia cristiana. "La casa de mi padre" era el nombre de esa congregación. Nos acercamos, saludamos a algunos miembros, al final decidimos asistir al servicio dominical. 

Durante el tiempo de alabanza tomamos un momento para clamar a Dios, para encontrarnos con Jesús y pedirle por nuestras necesidades. Dios estaba haciendo ya algo especial. Fue un momento de adoración genuina, corazones humillados y amor profundo.

Nuestros corazones estaban preparados para el mensaje. El tema de la prédica estaba titulado "la esperanza" y el predicador utilizó esta simple palabra para confrontar a varios ahí presentes. Sin titubeos afirmó que la esperanza es confiar en que un día verás a Cristo nuevamente, y que esto debe ser para ti, motivo suficiente de gozo en Dios. También hizo una analogía entre la historia de José, en Génesis 37, cuando sus hermanos lo vendieron y trajeron a su padre, Jacob, la túnica de su hijo llena de sangre. Jacob no tenía la seguridad de que su hijo estaba realmente muerto, pero él dio paso a la desesperanza en su vida. Muchas veces actuamos de esta manera, olvidamos las promesas del Señor y permitimos que el enemigo nos enseñe la túnica ensangrentada. Lo más importante es perseverar en Dios, confiar en él, esperar en Él, sabiendo que Cristo es la esperanza de nuestra vida.

En ese instante comprendí el propósito de Dios con ese viaje, con que yo estuviese ahí en ese momento, escuchando esa palabra. Dios no quería que yo siguiera viviendo de la mano con la desesperanza. Él quería que yo entendiera que mi esperanza está en Jesús y que debo aferrarme a ello. Dios no deja de asombrarme con sus misterios y sus maravillas.

jueves, 4 de septiembre de 2014

De pronto, me enamoré.


Inesperadamente comencé a sentirlo en mi corazón, algo que nunca había experimentado antes. Quién diría que el genuino amor llegaría luego del dolor, aquel que abrasa el espíritu por su fuerza, su vigor. Ese dolor es consecuencia de una lucha sin fin, para soltar el yugo agotador. Ese leve ardor del alma llega con el arrepentimiento de años sometido por voluntad propia a la esclavitud, una opresión alimentada por la soledad, el pecado y el sufrimiento. Pero cuando sientes desfallecer y llega ese último aliento, el de la humillación, todo tu cuerpo empieza a vibrar a sentir el calor de la vida, de la nueva vida.

De repente no hay dolor. Cada parte de tu ser se levanta con ímpetu y una vitalidad inigualable. Algo ha llenado tu corazón, sobre todo el espíritu. Es irresistible, tangible, solemne.

Y ahí estaba. Lo miré y así tan perfecto, lo amé, me enamoré.

Sin reservas creí en el primer amor, porque estaba ahí en ese instante. En un parpadeo me encontraba entre sus brazos, él ahora era mi refugio. Su calor que me rodeaba y sus tiernos besos, calmaron toda incertidumbre. Realmente nos encontramos. Cuando mis palabras ya eran vacías entraron las suyas a darle sentido a la vida. Aquel viejo espejo que reflejaba la vergüenza de la culpa, los recuerdos turbulentos y la sombra del pasado, fue sustituido por su presencia. Dejó de existir el eco del silencio, solo surgió su voz diciéndome te amo una y otra vez.

Quién diría que el genuino amor llegaría a ser tan sublime, a través de una sola persona…

Jesús.

Lucía Arismendi- Pisa el freno

miércoles, 27 de agosto de 2014

Jóvenes de Cristo: Juventud con propósito



“Que nadie te menosprecie por ser joven” 1 Timoteo 4:12

Cuando hablamos de juventud, nos referimos a una palabra cargada de tanto significado. Los jóvenes son los que crean, innovan y dan vida a la sociedad. Una idea se convierte en un sueño realidad por un impulso y una convicción. Un joven es una semilla en su etapa más vigorosa de germinación.

Al verlo desde esta perspectiva, reconocemos que la juventud es el período más espléndido en la vida de un ser humano. La sensación de estar vivo, querer conocer y ser parte de lo que está ocurriendo es algo increíble.

Ahora, cuando eres joven pero además tienes el privilegio de conocer a Cristo y amarlo, el camino de tu juventud toma otro rumbo completamente diferente, uno realmente inigualable. Ser jóvenes de Cristo es algo maravilloso.

¿Por qué seguir a Cristo te da una identidad? ¿Por qué le da un nuevo significado a tu vida?

El momento en que conoces a Cristo, es el principio de una nueva vida. Cuando yo conocí a Jesús, mis perspectivas cambiaron por completo. Veía por encima de mi hombro momentos de mi vida que no cumplían con algún propósito y no quería continuar así. Dios coloca las experiencias para que nos demos cuenta de nuestro caminar, para que optemos seguir un sistema que proporciona el mundo o para llevar una vida que trasciende a lo espiritual.

En 1 Timoteo 4:12 vemos el diálogo entre un hombre y un joven, en el cual se refleja un sentido de estima de uno hacia el otro. “Que nadie te menosprecie por ser joven” le dice Pablo a Timoteo a manera de enseñarle el privilegio que él tenía de ser joven, de poder utilizar su juventud con propósito.

¿Cómo podemos tener una juventud con propósito?

“¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra.” Salmo 119:9

Un joven que anhela cumplir la voluntad de Dios, guiará su vida con la Palabra. Ese es el motor que nos permite andar en el camino del Señor. Vivir conforme a la Palabra de Dios, garantiza el alimento espiritual del joven.

Dios nos muestra dos perspectivas “Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen (…)” Isaías 40:30

En este pasaje reconocemos que el andar de un joven que no sigue su Palabra, es torpe e inconstante. Se cansan y se fatigan pues no se han acostumbrado a servir por amor; tropiezan y caen porque eligen caminos que al final no traen provecho alguno.

“Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminará y no se cansarán.” Isaías 40:31

Tremendo como Dios nos permite ver ambas caras de la moneda. Promete dar fuerzas a los que confían en Él, estima a los jóvenes que se entregan por completo, pues confiar es entregarse.

Recuerda entonces que tu juventud tiene un valor extraordinario. En Dios todo lo puedes y no permitas que alguien menosprecie ese valor que Él te ha regalado a través de su gracia. Crea, sueña, vive el evangelio de manera que el fruto que estás cosechando crezca con toda su fuerza.

“Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio” 2 Timoteo 2:22

Huye de los excesos juveniles ¡huye! Ya hemos visto que el Señor no hace excepciones con esto. Él quiere que huyas de eso porque sabe que no trae ninguna ganancia en tu vida.

Un joven conforme al corazón de Dios, tendrá como prioridad andar por un camino de rectitud, de justicia, de fe que alimenta el caminar, de amor como el de Cristo y de paz para convivir en armonía junto a sus hermanos.

Si tú eres un joven que aún no ha creído en el valor de tu juventud, anímate. Dios nos ha enseñado en su Palabra el valor de ser joven, él quiere hombres y mujeres piadosos, que sigan su voluntad y sean imitadores de Jesús.

Toma el lugar que tienes y recuerda a quién perteneces, pues Dios renovará tus fuerzas.

¡Pisa el Freno!
 


lunes, 25 de agosto de 2014

Jóvenes de Cristo: Una vida de piedad



“Más bien ejercítate en la piedad, pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no sólo para la vida presente sino también para la venidera” 1 Timoteo 4:7-8

Para Dios la principal virtud de un joven imitador de Cristo, es la piedad. Una virtud es la disposición a obrar de una cierta manera para producir un efecto, es un modo de andar. 
Quiere decir que el Señor quiere que nuestro modo de andar sea piadoso. Ahora, a qué nos referimos con la palabra “piedad”. Según el diccionario de la Real Academia Española, la piedad es la “virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión”.

Es decir, si amamos a Dios, somos fieles a su Palabra y a ser santificados. Como amamos a Dios, amamos de igual manera a nuestros hermanos, por lo tanto debemos tener compasión y comunión con ellos.

O sea que practicar la piedad se resume a esas dos premisas importantes
a.     Por amor a Dios soy fiel a su Palabra
b.     Por el amor a Dios, amo a los demás
Es muy curioso que en el versículo diga que “la piedad es útil para todo”. Dios nos está diciendo que mientras seamos santificados, lo amemos a Él y al prójimo, seremos conforme a como él lo desea, tendremos los instrumentos necesarios para llevar una vida como Cristo. 

Más adelante en el versículo 8 dice que la piedad incluye una promesa para la vida presente y la vida venidera.

Vamos a colocarnos en dos planos: La vida presente y la vida venidera.

Al llevar una vida de piedad, al ser imitadores de Cristo en la vida presente nos convertimos en sembradores. Ser y hacer discípulos es la manera de obedecer al Señor y establecer una promesa con Él.

“No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe (de la piedad). Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria” 1 Timoteo 3:16

La piedad  es vivir el evangelio, enamorarse de Jesús, seguirlo y obedecerle.

El segundo plano es la vida venidera. La vida venidera es la vida eterna junto a Dios. Quiere decir que ejercitar la piedad, vivir el evangelio, amar a Dios y a nuestro hermano tiene una recompensa que es la “vida eterna” al lado de nuestro Padre.

Así que, joven, antes de dar cualquier paso recuerda que la voluntad de Dios es que seamos como Jesús. Esta es la prioridad. Enamórate de Él, vive una vida de piedad y cosecharás el mejor fruto.
¡Juventud Pisa el Freno!


¡Nuevo estudio! "Jóvenes de Cristo"


Este nuevo estudio está dedicado a inspirar a los jóvenes a ser imitadores de Cristo, reflejando el amor de Dios a través de una vida ejemplar guiada por la Palabra. Al enamorarnos de Jesús, nuestra percepción de la vida cambia completamente y es en ese momento en el que comienza la búsqueda del camino que anhelamos recorrer. Debemos sentir pasión por las cosas de Dios, apropiarnos de esa gracia que se nos ha dado por medio de Cristo. Seamos como “lo sembrado en buen terreno”, comencemos a asumir esa responsabilidad de tener una vida conforme al corazón de Dios. Escuchemos la Palabra, cosechemos el fruto de la semilla que ha comenzado a establecer sus bases en esta juventud. 


martes, 12 de agosto de 2014

Rompiendo paradigmas: “Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien”- Una vida santa

 
La Palabra de Dios es un tesoro lleno de maravillas. En cada oportunidad que tengo para descubrir esto, Dios me enseña el propósito que tiene con mi vida, mis talentos… ¡hasta mi carrera profesional! Definitivamente la verdad nos hace libres pero solo cuando la luz de Cristo abre nuestros ojos espirituales y rompe nuestros paradigmas.
No hay nada más increíble que vivir confiado en la Palabra, teniendo certeza de cada frase y versículo, reconociendo en ella la divinidad de nuestro padre. Andar con el calzado del evangelio, te permite alcanzar horizontes, menguar en las cosas de este mundo y de los hombres, para que crezca el Señor.
En 1 de Tesalonicenses 4:1-12 está clara y sencillamente escrito cada una de las cosas que el cristiano debe hacer para agradar a Dios. Más allá de las reglas establecidas por hombres y las religiones, a mí particularmente me gusta hacerlo como lo dice el Señor en Su Palabra.
La vida que agrada a Dios
“Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando. Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús.” 1 Tesalonicenses 4:1-2
“Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús” no hay para donde agarrar. Nuevamente hago referencia de cómo nos gusta complicar las cosas. Es sencillo, seguir las instrucciones para una vida agradable a Dios, dadas por Jesús. Si su padre lo envió para rescatarnos espiritualmente pues sus enseñanzas son las que debemos seguir.
“La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual” 1 de tesalonicenses4:3
La palabra de Dios es muy específica en este punto. Ella no dice “resistan la inmoralidad sexual”, dice “Apártense” o sea aléjense de todo aquello que pueda impedir que sean santificados.
“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;  fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios” 1 Corintios 6:19-20
Si nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, templo de Dios, debemos honrar al Señor con él.
“Que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios;” 1 Tesalonicenses 4:4-5
“Y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido.  Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad; por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo.” 1 Tesalonicenses 4:6-8
En definitiva no perjudiques a tu hermano, la palabra de Dios nos dice claramente que no debemos hacer pecar a nuestro hermano. Y aunque no lo creas, al no seguir estas instrucciones estás rechazando a Dios.
“En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. En efecto, ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más (…)” 1 Tesalonicenses 4:9-10
Esta palabra. Tan simple y genera tanta controversia, “amar”. Nos cuesta tanto entregarnos por completo al amor fraternal. Muchas veces preferimos satisfacer nuestros propios deseos, incluso nos cuesta perdonar, pero Dios quiere que quitemos todas las barreras. El quiere que perdonemos a otros como Él nos perdonó y que amemos a otros como Él nos ama.
“a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie.” 1 de tesalonicenses 4:11-12
Finalmente, debemos ser de buen testimonio para quienes no crean en Dios. Mostrarles cómo vale la pena vivir una vida de amor y gozo porque somos libres en Cristo. Sean santificados, ámense los unos a los otros y sean de testimonio para los demás. Tan simple.

martes, 5 de agosto de 2014

Rompiendo paradigmas: “Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien”- El camino que me conviene



Este versículo nos describe de manera perfecta el libre albedrío que Dios nos ha dado, el poder de decidir qué puedo hacer, qué quiero hacer versus lo que es bueno para mí, lo que es conveniente. Es interesante tocar este tema porque muchos tienen paradigmas sobre las normas, lo que debo o no debo hacer, si tengo prohibido conducirme de una cierta manera y así una infinidad de premisas.

Lo cierto es que es más simple de lo que creemos. En otro artículo del blog me atreví a mencionar el gran enredo que hemos hecho con el evangelio y cómo lo complicamos siempre todo. Nuestra disposición debe estar guiada a agradar al Señor como él nos lo ha pedido, no cómo otros nos dicen. Es por eso que decidí centrarme en este versículo, enfocándolo desde varias perspectivas.

“Todo me está permitido, pero no todo me conviene”. Es importante tener esto bien claro. No hay normas, reglas, religión que te prohíban hacer lo que desees pues en la Palabra está “Todo me está permitido (…)” ahora si continuamos con la frase, más adelante aparece algo aún más importante: “(…) pero no todo me conviene” es esa oración la que debemos tener presente. Dios conoce lo que es mejor para nosotros y él mismo lo está diciendo… No todo te conviene.

Lo gracioso de esto es que día a día elegimos justamente lo que no nos conviene y nos conducimos por un camino lleno de decisiones incorrectas, decepciones, desesperanza, dudas. Es algo que el hombre en su naturaleza simplemente no puede evitar.

Pero ante esta situación Dios planteó algo mejor, él buscó esa solución para que tomes el camino correcto, el camino que te conviene.

¿Quién puede saber lo que nos conviene más que Jesús?

Y así lo dijo él mientras conversaba con sus discípulos. Seguramente en ese momento ninguno sabía lo que era más conveniente. No tenían mucha certeza, pero Jesús quien se encontraba en medio de ellos les dijo las palabras correctas.

“Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme” Mateo 16:24

Todo estaba permitido para ellos, pero efectivamente no todo les convenía y Jesús lo sabía, se los estaba advirtiendo. Quienes quisieran ser parte del reino de Dios debían negar su naturaleza, llevar su cruz y seguirle. Llevar la cruz es analogía de dejar atrás todo lo que no es bueno para ti, todo lo que no te conviene.

“Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará” Mateo 16:25

Aquí Jesús dijo las palabras claves. “El que quiera salvar su vida” por sus propios medios, a través de la autosuficiencia… la perderá, porque humanamente no podemos salvar nuestras propias vidas. “Pero el que la pierda por mi causa, la encontrará” Jesús hablaba de la vida espiritual, la verdadera paz, el sendero correcto, el sendero de justicia. Cuando reconocemos que Jesús es el alimento de nuestro espíritu, el salvador de nuestra vida, hallamos la verdad, esa que nos hace libres.

¡Comenzamos a hacer lo que más nos conviene!

“El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir para nosotros, este mensaje es el poder de Dios” 1 Corintios 1:18

A través de Jesús, Dios con su poder renueva nuestro corazón, nuestro espíritu para hacer lo conveniente, lo que es agradable para él y lo que es bueno para nosotros. Se trata entonces de mantener el espíritu sano y en crecimiento por medio de la Palabra de Dios.

“Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en él, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se les enseñó, y llenos de gratitud” 1 Tesalonicenses 2:6

miércoles, 23 de julio de 2014

Rompiendo paradigmas: Seguir a Cristo… ¿Religión o libertad?




Todo lo que me dispongo a transmitir a través de este blog va de la mano de un estudio bíblico previo en el cual cada versículo revela un mensaje, una enseñanza o una promesa del Señor. Se trata de mi punto de vista personal, respetando siempre su punto de vista.

Las teorías sobre la religión, las normas, ser cristiano, son temas que hemos de tratar bíblicamente para romper con muchos de los paradigmas que nos han envuelto a lo largo de la historia.

La dinámica de este mundo ha guiado al ser humano a conducirse por un camino muy distinto al que es agradable a Dios. Lo hemos complicado todo y el hombre ha buscado seguir su propio camino, su estilo de vida.

El mundo es un sistema en donde las leyes y normas se aplican a cada cosa que hacemos, sin embargo esto ha desencadenado que el hombre se vea tentado en seguir su propia naturaleza y obviar las normas establecidas.

“Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: –No codicies-” Romanos 7:7b

¡Así sucede a diario! Existe una lucha interna entre lo que debo y no debo, lo que está bien y está mal. Si debo o no ir a la iglesia, si no hago buenas obras no voy al cielo, si hago una oración diez veces soy salvo, e infinidades de paradigmas que ud puede contar.

En cuanto al Señor, todo es más simple de lo que estamos creyendo. Él nos dejó en su palabra todo lo que necesitamos saber… ¿Por qué complicarlo todo?

Las leyes de Dios establecidas antes de Cristo permitían al pueblo de Israel tener una forma de vivir agradable a Él. Moisés cumplía el papel de analogía para que el pueblo entendiera que Dios siempre estaba con ellos y que les enviaría un salvador. La ley era la pauta para que el pueblo escogido se condujera como Dios quería. 

Aún así, la naturaleza del hombre lo ha llevado a escoger el camino de sus propios deseos. 

“El pecado aprovechando la oportunidad que le proporcionó el mandamiento, despertó en mí toda clase de codicia” Romanos 7: 8a

“En otro tiempo yo tenía vida aparte de la ley; pero cuando vino el mandamiento, cobró vida el pecado y yo morí” Romanos 7:9

De esta manera vemos como el hombre solo ha vivido en pro de satisfacer sus necesidades. Incluso vemos que el hombre no es capaz de seguir un mandamiento, sin terminar haciendo su contrario. Es que definitivamente en nuestras propias fuerzas no podemos cumplir con eso y al final estamos inmersos en una burbuja de culpas, una conciencia cada vez más pesada y tanto mal.

“Yo sé que en mí, es decir en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero” Romanos 7:18-19

En efecto así es. Todos estamos concientes de que por más que queramos cumplir con todas las leyes impuestas por la religión y toda una lista de mandatos, no lograremos seguirlas todas. 

Pero, nuestro padre que tanto nos ama y tiene conocimiento de esto, decidió enviar a su Hijo para que nos librara de ese mal que no deseamos hacer, pero que irremediablemente hacemos. 

“Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente y me tiene cautivo” Romanos 7:22-23

Quiere decir esto que hay dos premisas a tomar en cuenta. La primera es que muchos en el fondo desean seguir un camino agradable a Dios y la segunda es que a pesar de esto hay algo más fuerte que les impide hacerlo.

Pero, para este conflicto Dios nos dio la solución. No hay leyes religiosas que puedan salvarnos de nuestros males, no hay normas que puedan llevarnos por un mejor camino, mis buenas obras no harán que yo sea salvo.

Si buscamos el significado de la palabra religión; encontramos la expresión “(…) normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales (…)” (Real Academia Española)

Veamos qué dice la palabra acerca de estas normas:
“En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder” Romanos 8:3a

Esto quiere decir que por más que quieras salvarte a través de la religión, si no has confiado primero en la salvación a través de Jesús, las normas no te permitirán acercarte al Señor.

La buena noticia es…
“Por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivamos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu” Romanos 8:3-4

Solo a través de Jesús, puedes tener libertad de esta condición inmoral. La ley ha sido anulada por el pecado pero Cristo quien cargó con tus pecados y se entregó en sacrificio te da vida eterna junto al Padre.

“Si con Cristo ustedes ya han muerto a los principios de este mundo, ¿por qué, como si todavía pertenecieran al mundo, se someten a preceptos tales como: -No tomes en tus manos, no pruebes, no toques-? Estos preceptos, basados en reglas y enseñanzas humanas, se refieren a cosas que van a desaparecer con el uso” Colosenses 2:20-21 

Entonces, tú qué opinas... Seguir a Cristo ¿es religión o es libertad?