sábado, 22 de marzo de 2014

¿Conocer de Dios o conocer a Dios?


En el último capítulo del libro de Job vemos cómo fue su respuesta al tener un encuentro cercano con Dios por primera vez. Probablemente él conocía todo sobre Dios, sus creencias teológicas le habían llevado a tener un conocimiento grandísimo, pero en el instante que estuvo delante de Su presencia la actitud de Job cambió completamente. 
  El conocimiento que tenemos de la Palabra si bien es necesario para nuestro crecimiento espiritual, no puede compararse a los encuentros personales que tenemos con Él. El aprendizaje de este estudio es sencillo, y es que las pruebas son necesarias para afianzar nuestra relación con Dios. Solo a través de ellas experimentamos el fortalecimiento de nuestra fe y esperanza. 
  Nos hemos acostumbrado a querer tener el control de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, asumiendo esa autoridad que no nos corresponde y por lo tanto debemos reconocer que no tenemos potestad sobre las cosas que solo Dios puede controlar. En tantas ocasiones nuestra boca se llena de argumentos que buscan justificar la razones de las circunstancias que nos envuelven. Qué importante es dejar a un lado la arrogancia de mis propios conocimientos y entender que Dios tiene un propósito con cada situación que ha colocado en nuestro camino. 
  Cuando logramos entender que en nuestras propias fuerzas no podemos controlar lo que nos sucede, actuamos con la verdadera sabiduría que Dios desea ver. 

Ahora, piensa en las experiencias que han ocurrido en tu vida...
¿Cómo actuaste en ese momento? ¿Qué sentiste al ver que no encontrabas respuesta para tus problemas? 
Luego de haber leído este relato y haber entendido la manera en que Dios actuó en la vida de Job, te animo a que veas esa circunstancia a través de una nueva perspectiva.

"Su fe y amor están basados en la esperanza de recibir lo que Dios les tiene guardado en el cielo. Ustedes conocieron esa esperanza a través del mensaje verdadero, o sea, las buenas noticias de salvación"
Colosenses 1:5

¡Pisa el freno!

1 comentario:

  1. Santiago 123 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
    24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida como era.
    25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

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