La actitud de Job. Job 3
Seguramente la primera pregunta que le haces a Dios cuando te ves envuelto en un problema es ¿Por qué?. ¿Por qué permitiste que esto me suceda? ¿Por qué no entiendo lo que está pasando? y esto solo ocurre por la necesidad de entender las situaciones, se asemeja un poco a las reacciones de un niño pequeño que desea respuestas de todo lo que observa a su alrededor.
Cuando no tenemos la confianza completamente puesta en Dios, nuestro entendimiento no provee luz y genera desesperación en nuestro corazón. Solo en este momento es necesario que te preguntes... ¿Por qué sigues a Dios? ¿Por tradición, costumbre, una razón social o porque hay algo inexplicable que te conduce a adorarlo sin límites?
Una vez que descubras tu respuesta, cambia la pregunta "¿Por qué?" a "¿Para qué?" o "¿Con qué propósito?". Será más fácil para ti, reposar en Dios y orar para que Él te muestre Su voluntad con lo que ha permitido en tu vida. Fortalece tu confianza con la promesa de Dios en Hebreos 12:2-3, "Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así pues consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo"
¡Pisa el freno!
Hebreos 12.11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
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