Marcos 7:1-4
¿Manos
limpias o corazón limpio?
Nutrirse
de la palabra de Dios es tan importante para estar seguros de todo lo que está
en ella y no tomar nuestras propias tradiciones como reglas.
Mientras
Jesús enseñaba entre la gente, los fariseos estaban molestos con Él y sus discípulos,
porque ellos no seguían las tradiciones que estos maestros de la ley habían
colocado. La ley de Dios decía que la gente debía estar limpia antes de adorar,
y ellos decían que los líderes debían lavar sus manos antes de comer para
demostrar estar limpios. Los fariseos afirmaban que para estar bien con Dios
había que seguir las tradiciones. Jesús a su vez, utilizaba las diferencias
entre Él y los fariseos para enseñar la verdad sobre los mandatos de Dios.
Los
fariseos le preguntaron a Jesús “¿Por qué tus seguidores no cumplen las
tradiciones de nuestros antepasados? Comen con las mano impuras”- Marcos 7:5
Jesús
les dijo a los fariseos que ellos pretendían ser personas que en realidad no
eran y citó las palabras de Dios dichas por el profeta Isaías: “Este pueblo me
honra de labios para afuera, pero su corazón está lejos de mí. De nada les
sirve que me adoren porque todo lo que enseñan son normas de hombres”- Isaías
29:13
Así
que Jesús les enseñó que sus leyes eran incorrectas pues su hipocresía se
alojaba en un corazón que no estaba limpio delante de Dios. ¿De qué manera las
cosas malas del corazón nos vuelven impuros? ¿Cómo alguien puede tener un
corazón limpio ante Dios?
Jesús
dio otro ejemplo de las malas enseñanzas de los fariseos. Los mandamientos de
Dios dicen “Respeta a tu padre y a tu madre”. Los fariseos por su lado decían
que lo correcto a hacer, era ofrendar a Dios si alguien irrespetaba a sus
padres. Jesús afirmó que esto era dejar a un lado los mandamientos de Dios y
colocar sus propias leyes por encima de la Palabra. Muchas veces nosotros
mismos dejamos a un lado la verdad de los mandamientos y seguimos tradiciones
humanas sin pensarlo. Debemos ser cuidadosos de no poner estas reglas por encima
de lo que está escrito en la Palabra de Dios.
De
igual manera Jesús enseñó una gran verdad que podría cambiar la perspectiva del
hombre.
“Ningún
alimento que entre al cuerpo lo vuelve impuro a uno. Es lo que sale del
interior lo que lo vuelve impuro a uno”- Marcos 7:15
¿De
dónde vienen esas impurezas, esos pecados?
Cuando
los discípulos se alejaron de la multitud, ellos le pidieron a Jesús que los
ayudara a entender sus enseñanzas. Él les dijo “¿Es que ustedes tampoco
entienden? ¿No se dan cuenta de que lo que coma una persona no afecta su manera
de pensar, si no que va a su estómago y luego sale a la letrina?”-Marcos 7:18
Comer
sin lavar las manos no los convertía en pecadores. Jesús quería que los
discípulos entendieran qué causaba el pecado.
“Lo
que sale del interior de la gente es lo que vuelve impuro a alguien. Porque del
interior de la gente, o sea de la mente, salen los malos pensamientos, la inmoralidad
sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la codicia, la maldad, el engaño,
el desenfreno, la envidia, los insultos, la arrogancia y la necedad”- Marcos
7:20-22
Debemos
ser muy prudentes, guardar nuestro corazón y lo que pensamos. Nuestras
acciones deben ser reflejo de que hemos escuchado a Dios realmente.
Padre amado te pido perdón si te
he ofendido con alguna de estas malas acciones. Ayúdame a tener una mente y un
corazón limpios, que puedan agradarte solo a ti. El mundo me ofrece tanta
maldad pero tú me das vida y santidad a través de tu Espíritu. Te pido esto en el
nombre de Jesús. Amén
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